La N-acetilcisteína (o N-acetil cisteína o NAC) es un aminoácido derivado de la L-cisteína, uno de los 11 aminoácidos no esenciales que forman los bloques de construcción de nuestras proteínas (1). No se encuentra en estado natural en nuestro cuerpo ni en nuestra alimentación.
Accesible al público en general desde hace unas décadas en forma de complementos alimenticios, esta molécula descubierta en 1899 ha sido objeto de extensos estudios en los años 90, especialmente en los campos de la neumología, de la inmunología y de la neurología (2). Además, está inscrita en la lista de medicamentos esenciales de la OMS (Organización mundial de la salud).
La fuerza de la N-acetilcisteína reside en su polivalencia: tiene una capacidad asombrosa para actuar a diferentes niveles del organismo, ejerciendo esencialmente una acción protectora.
Los investigadores han destacado su afinidad particular con lasvías pulmonares y bronquiales (3). En combinación con la medicación adecuada, la NAC ofrece perspectivas prometedoras para reducir la intensidad y la gravedad de las molestias experimentadas (4).
La N-acetilcisteína tiene otra particularidad que interesa mucho a la comunidad científica: su aptitud para atravesar la barrera hematoencefálica (5). Este filtro físico y metabólico pretende aislar el sistema nervioso central de la circulación sanguínea (y de las moléculas potencialmente tóxicas que transporta).
Por tanto, la NAC accede directamente al cerebro , un hecho muy raro para una sustancia de síntesis. Este hallazgo da grandes esperanzas para los problemas asociados al tejido nervioso (6-8).
Unos estudios intentan aclarar las interacciones entre la NAC y nuestro sistema inmunitario, más concretamente con ciertas interleucinas (IL-6, IL-8…) y con la expresión del factor nuclear kappa B, implicado en los procesos inflamatorios y la proliferación de las células (9-10).
La N-acetilcisteína posiblemente proporciona también un valioso apoyo a la mujer menopáusica, que tiene una disminución inevitable del nivel de estrógenos (11). Recordemos que este terreno predispone, entre otras cosas, a ciertos desequilibrios urinarios y vaginales.
Además, su aplicación a los trastornos de la fertilidad femenina y masculina forma parte de los temas de investigación en curso (12-14).
Si la NAC da tanto de qué hablar, es también sobre todo porque es el precursor más directo del glutatión. Efectivamente, este tripéptido es el resultado de la condensación de 3 aminoácidos: la cisteína, la glicina y elácido glutámico (15). La N-acetilcisteína, al permitir la síntesis de la cisteína, influye por tanto directamente en sus niveles en el organismo (16).
Presente en casi todas las células vivas, el glutatión es como un potente escudo defensivo. En particular, garantiza el mantenimiento del potencial de oxidación-reducción (o potencial redox) en el citoplasma (17).
Almacenado mayoritariamente en el hígado, también proporciona valiosas funciones de desintoxicación (18). Varios estudios se han centrado en su papel en la metabolización y la eliminación de compuestos potencialmente nocivos – como los medicamentos o el humo de los cigarrillos (19-20). A este respecto, cabe señalar que la NAC se utiliza en la medicina convencional desde hace mucho tiempo para intoxicaciones por paracetamol (acetaminofeno) (21).
Debe tenerse en cuenta que actualmente una disminución de los niveles de glutatión es común en el envejecimiento, así como en muchas disfunciones neurológicas, respiratorias o metabólicas (22-23).
Debido a su naturaleza sintética, es desafortunadamente imposible aumentar el consumo de NAC de forma natural – por ejemplo, modulando el contenido de su plato o revisando su estilo de vida. Por tanto, tendrá que recurrir a la ingesta de suplementos de N-acetilcisteína para beneficiarse plenamente de todas sus propiedades (el complemento N-Acetyl Cysteine, por ejemplo, fracciona las tomas en 3 cápsulas diarias para una dosis más flexible y un reparto óptimo a lo largo del día) (24).
Otra posibilidad: optar por un consumo directo de glutatión. El problema es que nuestro intestino contiene enzimas, las gamma-glutamil transpeptidasas, que lo degradan muy rápidamente tras su ingesta, lo que minimiza su absorción (25).
Para contrarrestarlo, puede optar por:
Para limitar los efectos del estrés oxidativo en nuestras células, algunas formulaciones combinan el glutatión con antioxidantes reconocidos, como la cúrcuma y la pepita de uva (el complemento de alto rendimiento AntiOxidant Synergy está en esta línea, con una contribución conjunta de varios compuestos conocidos, como el té verde, el resveratrol o la corteza de pino) (29-30).
La telomerasa, apodada “la enzima de la inmortalidad”, es conocida por retrasar el envejecimiento. ¿Cómo actúa y qué hay que comer para estimular su producción?
¿Sabe usted que se puede limitar considerablemente el envejecimiento de la piel? Le presentamos 6 consejos prácticos (y naturales) para combatir el envejecimiento cutáneo.
Los problemas de erección afectan a numerosos hombres, en particular pasados los 40 años. ¿A qué son debidos estos trastornos? ¿Qué remedios naturales hay para evitarlos?
Los antioxidantes gozan de popularidad desde hace varios años por su capacidad, real o supuesta, para ayudar a combatir el envejecimiento. ¿Pero cuáles son los más potentes de éstos?
El envejecimiento del organismo se debe a una combinación de factores genéticos y medioambientales: acortamiento del ADN (Ácido desoxirribonucleico), estrés oxidativo, glucación (o glicación)... Presentamos información actualizada sobre el envejecimiento, sus causas y las maneras de ralentizarlo.
¿Le gustaría frenar los efectos negativos de la edad y seguir en forma el mayor tiempo posible, para beneficiarse al máximo de la vida y de sus seres queridos? Descubra los senolíticos, el arma última de la lucha contra el envejecimiento.